El gusano se bajó del hongo y se arrastró por la hierba diciendo mientras se iba: Un lado te hará crecer y el otro disminuir.
¿Un lado de qué? ¿El otro lado de qué?, pensaba Alicia.
Del hongo, dijo el gusano, como si ella le hubiese preguntado en voz alta, y un momento después desapareció de su vista.
Alicia se quedó pensativa mirando al hongo durante un minuto, tratando de averiguar cuáles eran los dos lados, y puesto que era perfectamente redondo, consideró que se trataba de una difícil pregunta.
(Alicia en el país de de las maravillas L.Carroll,1939)
Y en esas andamos a diario, teniendo que decidir, si vamos o venimos, si necesitamos estar seguros o aceptamos una cierta inseguridad, si crecemos o decrecemos. Podríamos decir que nuestra forma de pensar el mundo que nos rodea, de interpretarlo y en definitiva, vivirlo, está impregnada de la misma naturaleza que la del hongo de Alicia.
Salvo en situaciones muy particulares, a los humanos nos resulta muchísimo más atractivo, y parece que irremediable, dirigirnos hacia la expansión de nosotros mismos y a la conexión con los demás. Normalmente asociamos una situación que genera experiencias expansivas con la satisfacción, incluso nuestro cuerpo parece comportarse así y ha desarrollado sustancias químicas que lo recorren induciendo determinadas actitudes y comportamientos (neuropéptidos). Seguramente entre las más satisfactorias está el amor en todas sus formas y en algún momento de nuestra vida hemos tenido otras experiencias físicas de la expansión, conexión y fluidez, con personas o entornos inspiradores.
Por otro lado, decrecer, encogerse, lo asociamos a la merma de oportunidades, en definitiva de opciones vitales satisfactorias. Esta forma de vivir prevemos que ensombrezca nuestro ánimo, desconectándonos de los demás y alejándonos de múltiples sensaciones de satisfacción, también libera sustancias químicas que favorecen algunas formas de interpretar la vida que son profundamente dolorosas.
Volviendo al fragmento de cuento en el que Alicia recibe una información vital, de la que todavía no conoce la utilidad. Seguramente tú ya tiene muchas de esas informaciones y puede incluso que alguna de ellas este dando demasiadas vueltas por tu cabeza. Te propongo un juego con preguntas. En el Coaching hay pocas respuestas y muchas preguntas.
¿Quieres crecer/ decrecer o mantener tu tamaño?
¿Qué pasará de bueno si muerdes el “Hongo”?
¿Qué te haría crecer ahora, y que te haría decrecer?
¿Realmente quieres crecer/decrecer?
¿Seguirás siendo “Alicia” ocurra lo que ocurra?
¿Cómo preferirías ser tú?
Pensemos que hemos elegido el crecimiento como campeón de nuestras dudas. ¿Ya lo tenemos todo resuelto?. Si esto no fuese de coaching, puede que sí. Pero la pregunta puede volver y de hecho casi siempre vuelve a repetirse con un formato parecido.
¿Hacia dónde crezco?
¿Será el momento?
¿Crezco yo sólo o espero que “me crezcan”?.
Lo primero es lo primero y suele estar al principio, o sea, en la pregunta que si quieres puedes responder.
¿Cómo de grande quieres ser?
¿Hasta dónde crecerías si eliges hacerlo?
Seguramente en este momento, nuestro ser más racional estará llamando a todas las puertas de futuribles yoes para escudriñar cuales son las evidencias de que el mordisco al “hongo” merecerá la pena. Es normal. Cada una de nuestras células está diseñada para cumplir su destino, sobrevivir. Son silenciosas y no lo cuentan a la parte racional, pero es así, ellas deciden muchísimo más de lo que creemos y de lo que atribuimos a nuestra parte racional. Y además son muy listas, listísimas, hacen su trabajo sin que nuestro mandamás interno tenga que darles las instrucciones. De hecho su funcionamiento autónomo es perfecto, nos permite sobrevivir. Es normal que se erijan en departamento de supervisión y pidan evidencias sobre lo que puede ocurrir en su futuro. Incluso nuestra parte racional suele sumarse a este proceso de exigencia de depósitos de garantía para futuros.
Luis Huete describe Seis Deseos que mueven el Mundo. Son seis voces interiores, a las que podemos ayudar a crecer o no. Las seis hacen peticiones razonables, pero su interpretación no es nada obvia, es más, la sociedad actual tiende a ofrecernos sucedáneos nocivos. La primera es la seguridad, centrada en la previsión y el control, la segunda la variabilidad que se enlaza con la creatividad, la tercera es la singularidad o el valor propio, La cuarta la conexión y se asocia con la pertenencia y el entorno social. La quinta el crecimiento personal y la sexta el progreso social. Todas están representadas en nosotros e influyen constantemente en las decisiones que tomamos. (Huete,2005).
¿Te atreverías a dimensionarlas?
¿Cuál de ellas tiene más fuerza ahora mismo?
También describe un escenario sano para alimentar esos deseos y facilitar un crecimiento armonioso. Y nos muestra cómo en el mundo se nos ofertan los platos de fast food emocional como sustitutos y que acaban enfermándonos. ¿Un ejemplo?
¿Cuánto de seguridad necesito en mi vida?
La estabilidad, orden, previsión, planificación y el control racional forman parte de los alimentos para crecer, si quieres hacerlo en este ámbito. El fast food puede ser la creencia de que lo fundamental para conseguirlo y hacía donde dirijo mis esfuerzos es hacia el poder o el dinero.
¿Consideras suficiente para ti el sucedáneo?
¿Qué te nutre actualmente?
Parece que ya tenemos dos cuestiones planteadas sobre las que decidir, una a qué lado del “hongo” muerdo, al que me hace crecer, me expande y me conecta con lo mejor de mí y de los demás. Ese que contiene alimentos saludables o al que puede hacerme decrecer y que a pesar de tener una imagen atractiva no me nutre. La otra es investigar cómo distinguir unas alternativas de otras. Habrá que prepararse para ello. ¿Sabemos cómo hacerlo?.
Hay múltiples espacios para nutrirse y generar el cambio, se encuentran entre la Percepción y la Acción, los iremos descubriendo.
Creció, y creció, y creció. ¡Se hizo más alta de lo que era antes! ¡Más alta que ningún niño! ¡Más alta que ninguna persona mayor! ¡Más, Y más, y más alta!
¿Qué preferirías tú: ser una Alicia chiquitita como un gatito, o ser una Alicia alta y grandota y darte cabezazos en el techo a todas horas?
(https://arescronida.files.wordpress.com/2010/01/alicia-para-ninos1.pdf)
Bibliografía:
Huete, Luis (2005) , Construye tu Sueño. Ed. Lid.
Jericó, Pilar (2006), No miedo en la empresa y en la vida. Ed. Alienta.
Alonso Puig, Marío (2013) El cociente agallas. Ed. Espasa
Carroll, Lewis (1939). Alicia en el país de las maravillas. Ed. Akal.